Escribo esta carta como sacerdote católico apostólico y romano, como abogado y como ciudadano.
Hace muy poco asistíamos al espectáculo demencial y asesino en que un país entero (por los medios y los políticos) “gritaba” con toda la furia: “¡Maten a ese niño! ¡Maten a ese niño!” Gritería capitaneada por el gobierno de Kirchner y su portavoz para el aborto, el innombrable Ginés González García. Nos referimos al caso de Buenos Aires.